martes, 24 de marzo de 2020

Solipsismo en cuarentena


Yo tengo la puta culpa. Y en serio perdóneme. Todo ha salido de mi maldita cabeza. Es la suma de películas, libros y series de zombis, guerras mundiales y fin del mundo que he visto y leído desde mi adolescencia. Finalmente todo lo que gira constantemente en mi cerebro se ha vuelto realidad y los he jodido a todos.

Porque de verdad, estoy seguro que nada de esto puede ser casual. No puede ser una mera eventualidad que todo lo que alguna vez idealicé se esté volviendo realidad: ciudades enteras cerradas, fronteras clausuradas, países militarizados, y una enfermedad mortal asechando a todos los seres humanos.

Todo, todo lo he creado yo. Mi cerebro y yo. Hoy más que nunca estoy seguro que el solipsismo existe en mí y por eso todo lo que estoy y estamos viviendo ha salido de mi imaginación. De mi perturbada e hilarante creatividad, que no me permite ver más allá de catástrofes mundiales y apocalipsis constantes. Es el guion de mi vida, las líneas de mi existir, la película que se repite y se repite en mi cabeza.

Perdón mamá, por obligarte a quedarte en casa y no poder ir a la misa que tanto adoras ni a las reuniones de tu comunidad donde, junto a tus amigas santurronas, te entregas en cuerpo y alma a los escritos de la biblia. Perdón hermanas por hacer que se queden en sus departamentos sin poder salir a trabajar. Perdóname papá por quitarte la dosis de workaholic que necesitas para sentirte vivo, y sin la que corres riesgo de volverte loco, sé que por mi culpa tendrás que volver a usar tus numerosas pastillas para dormir y para la ansiedad. Discúlpame hermano por no permitirte seguir yendo a tus clases en la universidad, donde además de estudiar analizas en cuerpo y alma a todas tus compañeras de ciclo. Perdóname, Daisy querida, por hacer que estemos separados en tiempos estos tiempos donde nuestra relación está tan colmada de besos, abrazos y orgasmos. Perdón al mundo en general por inventarme todo esto y hacerlo mi realidad.

¿La solución? La veo muy lejana. Porque a pesar de todo lo que ya está pasando, aún sigo terco. Sigo leyendo las mismas obras, viendo las mismas películas y dejándome influenciar por guionistas y artistas de humor negro, sátiros sin remedio, que mueven mi mundo como marioneta.

No obstante, voy a poner de mi parte.

Les juro a todos que a partir de ahora voy a llenarme de material más humano, lo políticamente correcto, lo adecuado para todos. Una parte de mí sabe que también lo deseo, aunque no puedo dejar de disfrutar un poquito que todo mi mundo se haya ido al carajo, y que el único culpable -tácito- sea 
yo.

Les prometo que voy a esforzarme por cambiar esto, por tener estados mentales más propios y adecuados a la misma esencia de ser humano, aunque ello implique cambiar mi rutina por completo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario