Su mirada. Su inmensa y misteriosa mirada. Yo podría enamorarme de ella sólo por su mirada. Podría enamorarme del aire que respira, de las cosas que toca. Podría convertir en melodías sagradas las cosas que dice y escucha.
Cuando me enamoro no hay silencio ni bullicio. No hay poemas eternos ni cartas gastadas de tanto leerse. Cuando me enamoro las horas no se detienen, ni los minutos, ni los segundos. Ni la chica que suspira deja de soñar, ni el chico que sueña deja de suspirar.
Cuando me enamoro el aire sopla más fuerte, y yo me vuelvo más débil. Y vuelo. Cuando me enamoro caigo muerto en el suelo más frío del olvido, en el hoyo más profundo del soñar.
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